Un nuevo encuentro de FIAT tuvo
lugar el pasado 17 de noviembre.
Comenzamos con la oración de alabanza,
si bien al principio éramos pocos, parece que la puntualidad no es una característica
de estas familias, a medida que fueron llegando las familias se unieron a la
oración.
Esta vez tuvimos un nuevo regalo.
Animamos a nuestras adolescentes a que llevaran ellas la oración cuando estuvieran los niños y aceptaron la
invitación.
¡Qué importante es confiar! Es cierto que en ocasiones les cuesta
dar un paso al frente y decirnos al resto que están ahí, sin embargo son muy
importantes para el conjunto. Familias Invencibles no tiene sentido si no
participan todos los que formamos cada familia.
Y después… pues un gran encuentro
fraternal. Si el mes pasado tuvimos la enseñanza sobre la oración familiar y
conyugal esta vez nos regalaron su testimonio cinco familias.
Queríamos compartir cómo y qué
aporta la oración familiar y la oración conyugal y no nos defraudaron.
Pudimos escuchar la confianza en
el Señor ante la enfermedad. Nos hicieron participes de su dolor, porque la
enfermedad duele. Duele al enfermo y a la familia. Pero encuentran la esperanza
y las fuerzas en Dios para su día a día. Y confían en la oración. Es más, nos
piden que oremos por ellos.
Escuchamos como la oración familiar
les permite compartir con los hijos, cómo hay que PERSEVERAR aunque uno esté cansado
o enfadado porque al final te encuentras descansado y en paz. Nos permite ver
como nuestros hijos también tienen a Dios como referente para tomar decisiones.
La perseverancia en la oración da
frutos. El Señor nos acompaña, nos convierte. Sana a las personas, a los matrimonios y a las familias.
Hoy quiero terminar con Santa
Teresa de Calcuta: “Si buscas a Dios y
no sabes cómo empezar, aprende a orar y tómate la molestia de orar todos los
días”
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