Hemos tenido un nuevo encuentro FIAT y algunos de los que han venido han dicho “El Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres”.
¿Qué habrá pasado para que todos al terminar el encuentro estuviesen tan alegres?
Sí, el encuentro fue algo diferente. Comenzamos con la alabanza en familia, pero a continuación tuvimos la ocasión de hacer adoración en familia.
Fray Ameth, que nos volvió a acompañar en esta ocasión, presidió la adoración y bendijo a cada familia. Padres e hijos iban recibiendo al paso de la custodia la bendición.
A continuación, tanto niños como adolescentes tuvieron su actividad específica mientras que los adultos continuábamos en adoración y recibíamos una exhortación por medio de las palabras de fray Ameth.
Nos recordó que nuestro hogar es iglesia doméstica y por eso el mismo Jesús pasa por cada rincón de nuestra casa, salón, cocina, dormitorio, pasillo, sanando, reconciliando.
Cómo viviendo la Fe, la Esperanza y la Caridad en familia, éstas nos llevan a Dios.
El Amor en primer lugar. Y es el amor eucarístico quien nos devuelve el amor de Dios, un amor extremo.
Debemos poner los ojos en Jesús, para decirle que queremos ser fieles. Encontraremos que el amor de Dios es un amor en movimiento que se hace presente y genera algo nuevo.
Es la Caridad, el Amor, quien nos mueve a la Fe. Por un lado la fe teologal, que es necesaria, pero también a una fe de experiencia que es una fe que mueve montañas.
Y esta fe crece desde la Palabra.
Abrámonos al Señor. Él nos hace nuevos. El amor de Jesús mueve montañas, para Él no hay nada imposible.
Y la Esperanza, en una presencia de Jesús, en un encuentro. Esperar es caminar en el Señor. Él sólo tiene palabras de vida eterna.
También tuvimos oración de intercesión a la que se acercaron todos los que la necesitaban.
Además era una tarde especial ya que estábamos acompañados de la comunidad de Caná, que puso a nuestro servicio todos sus carismas.
Por todo esto y mucho más, el Señor estuvo grande con nosotros y estamos alegres.
