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InfoFiat Nº 38

Septiembre 2013

El Encuentro de familias en Guadalajara se suspendió y tuvimos nuestra primera reunión del curso 2013-2014 en la parroquia de La Visitación en Las Rozas. Agradecemos a su párroco D. Manuel que nos cediera un local para poder tener nuestra reunión.

Comenzamos un nuevo curso dando muchas gracias a Dios por haber vuelto a reunirnos y por lo bien que nos ha cuidado y mimado durante el periodo vacacional que disfrutamos.

Durante la oración Dios nos habló:

«Salió un sembrador a sembrar su simiente; y al sembrar, una parte cayó a lo largo del camino, fue pisada, y las aves del cielo se la comieron; otra cayó sobre piedra, y después de brotar, se secó, por no tener humedad; otra cayó en medio de abrojos, y creciendo con ella los abrojos, la ahogaron. Y otra cayó en tierra buena, y creciendo dio fruto centuplicado.» Dicho esto, exclamó: «El que tenga oídos para oír, que oiga.»

Después de interiorizar esta Palabra nos preguntamos ¿qué tipo de tierra somos? En muchas ocasiones nuestra condición de personas pecadoras nos hace sentirnos abrojos y percibir que el mensaje de Dios no llega a las personas que Dios pone a nuestro lado: a nuestro esposo/a, hijos, padres, hermanos, compañeros de estudio, de trabajo…

Sin embargo, experimentamos que la paciencia de Dios es nuestra salvación y, a pesar de nuestra condición, Él no se cansa de contar con nosotros haciéndonos tierra buena.


Después de la oración, cada uno estuvimos compartiendo sobre nuestra experiencia y los regalos recibidos de Dios en el Encuentro de verano en Sigüenza.
Muchos corazones fueron tocados el día que tuvimos la adoración en el convento de las Madres Ursulinas. El acto de ir por la calle invitando a personas desconocidas a entrar y encontrarse con Jesús sacramentado fue una experiencia inolvidable, aunque costó dar el paso. Dios confirma que nos necesita como instrumentos de evangelización.


A pesar de algunas reticencias que a veces se dan en las familias para entregar a Dios una semana de nuestras vacaciones, Dios va dulcificando nuestro corazón y terminamos rindiéndonos. Hoy en día, el Encuentro de verano de Familias Invencibles se ha convertido en una semana imprescindible en la vida espiritual de muchas familias.

Damos gracias a Dios por todos los regalos recibidos cuando apenas nosotros le entregamos un poquito de nuestro tiempo.

¡BENDITO SEA DIOS!