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InfoFiat Nº 36

Enero 2012
JESÚS CALMA LA TORMENTA
Este día, al atardecer, les dice: “Pasemos a la otra orilla”. Despiden a la gente y le llevan en la barca, como estaba; e iban otras barcas con él. En esto, se levantó una fuerte borrasca y las olas irrumpían en la barca, de suerte que ya se anegaba la barca. Él estaba en popa, durmiendo sobre un cabezal. Le despiertan y le dicen: "Maestro, ¿no te importa que perezcamos?" Él, habiéndose despertado, increpó al viento y dijo al mar: "¡Calla, enmudece!" El viento se calmó y sobrevino una gran bonanza. Y les dijo: "¿Por qué estáis con tanto miedo? ¿Cómo no tenéis fe?" Ellos se llenaron de gran temor y se decían unos a otros: "Pues ¿quién es éste que hasta el viento y el mar le obedecen?” (Mc 4: 35-41)
Un sábado más, nos reunimos padres e hijos de todas las edades para compartir la tarde. Es una tarde especial porque contamos con un invitado especial, el mismo Jesús, que acude fiel a su promesa: “donde dos o más se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mt 18:20)
Oramos sobre la Palabra que nos regaló Dios, y nos dábamos cuenta de nuestra fragilidad y de nuestra falta de fe en muchas ocasiones de nuestra vida en las que, ante las dificultades o situaciones difíciles, nos parece que Dios se ha olvidado de nosotros.
Por eso, le pedimos a Dios que aumente nuestra fe y que sea nuestra Luz ante las oscuridades de nuestra vida.
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Letty y Julio, siguiendo con las catequesis de Milán 2012, nos hablaron sobre LA FAMILIA VIVE LA PRUEBA.
Lo primero que nos transmiten es: si has decidido servir al Señor, prepárate para la prueba.
Todos vamos a ser probados en nuestro matrimonio, en nuestra familia, con nuestros hijos…
28012012021_rEn estas situaciones, es necesario tener una actitud de escucha porque Dios nos va a ir hablando. Es posible que Dios haya intentado comunicarse con nosotros, pero si estamos solo a nuestras cosas, nuestro oído no será sensible a la voz de Dios. Es esa sensibilidad la que nos va a permitir también ver a Dios en nuestro cónyuge, en nuestros hijos, en aquellas personas con las que nos relacionamos día a día.
Es normal, sobre todo ante situaciones desconocidas, que sintamos miedo, pero Dios nos ofrece su cercanía y su aliento: ¡Levántate!, yo estoy contigo y no te voy a dejar nunca. El miedo no viene de Dios. Habrá oscuridad que no nos dejará ver, pero en la oscuridad, nada nos impide escuchar.
¿Cómo vivimos la prueba?, ¿la aceptamos con mansedumbre o nos revelamos?
Pidamos a Dios que nos permita vivir la prueba con paz, incluso ser capaces de vivir la fiesta en medio de las dificultades.
“En el mundo tendréis tribulación. Pero ¡ánimo!, yo he vencido al mundo”. (Jn 16: 33)